martes

Cuatro versos indecentes
y un masticar de voces con gemidos.
Dos estrofas sin-vergüenzas,
y… lo demás corre por vuestra cuenta.

sábado

Haber sido expulsados del paraíso, fue el castigo (bendición) que me hizo conocer tu piel.

viernes


En vísperas de un nuevo diluvio
mi corazón indomable, no construye arcas, no pacta…
solo resiste.

martes

Correteos primaverales.


Estoy escribido el segundo final alternativo de mi autobiografía.
Es tan parecido al otoño que lo dejo en suspenso.

viernes

Mi pie de la letra camina.


Luego, cayo la tarde de manera abrupta y decidí dedicarme a cosas mas reales… como la mirada de un perro.

jueves

JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD (Borges)

Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.

López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.

El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

lunes

Disrupciones.


Otro atardecer luminoso, aún en las mas tenebrosas condiciones.
Claro, estabas a mi lado.
Buscando por un momento, la paz-absoluta,
encontré el fuego de las pasiones mas beligerantes.
Claro, estabas a mi lado.
como siempre,
a Caro.

viernes

Lo dijo ella.


… parece un peón herido de muerte por salvar la vida de su reina, y busca detrás de sí, el aliento de su amada ¿para resistir un segundo más?

jueves