Estas palabras solo tratan de hacer de extensión del artículo de
Juan Rizzo en una derivada segunda (o disruptiva que es mas o menos lo mismo).
Podría titularse:
Acerca de Rabinos existencialistas, ortodoxos neoliberales y putas devotas de la Virgen de Lujan.
Desde la modernidad tardía en adelante la verdad es, en la medida que la comprendamos como pensamiento situacional, es decir: será provisoria, válida en tiempo y lugar determinado. Por lo tanto siempre pasible de descarte y nueva sentencia.
Pero la contradicción se genera entre esta perspectiva epistemológica y las aspiraciones de universalidad o de la voluntad del investigador que reclamará aquella (su) verdad encontrada y luego revelada, como única y válida. Es más bien una cuestión de egos que luchan contra discursos convenientes.
Es una clara muestra de que las teorías y modelos siempre distan de la práctica concreta que buscan sustentar.
Los poderes sociales recortan el horizonte a acceder, siempre de esa totalidad de saber que se produce y anda por ahí, mas o menos libremente arrojado, los poderes centrales o unos, serán decididamente un factor de recorte o censura.
El poder en su ejercicio y funciones, delimita un conocimiento a distribuir, funcional a sus pretensiones o vocación. Es lo sustancialmente anterior a la verdad de la milanesa. Donde la milanesa se cocina desde una mirada receta.
Porque la posibilidad de varias recetas para hacer milanesas, no puede salir a luz. A la manera de una patología heraclítea: las múltiples posibilidades aman ocultarse.