viernes

Contradicciones fundamentales.


Estas palabras solo tratan de hacer de extensión del artículo de Juan Rizzo en una derivada segunda (o disruptiva que es mas o menos lo mismo).

Podría titularse:
Acerca de Rabinos existencialistas, ortodoxos neoliberales y putas devotas de la Virgen de Lujan.

Desde la modernidad tardía en adelante la verdad es, en la medida que la comprendamos como pensamiento situacional, es decir: será provisoria, válida en tiempo y lugar determinado. Por lo tanto siempre pasible de descarte y nueva sentencia.
Pero la contradicción se genera entre esta perspectiva epistemológica y las aspiraciones de universalidad o de la voluntad del investigador que reclamará aquella (su) verdad encontrada y luego revelada, como única y válida. Es más bien una cuestión de egos que luchan contra discursos convenientes.

Es una clara muestra de que las teorías y modelos siempre distan de la práctica concreta que buscan sustentar.

Los poderes sociales recortan el horizonte a acceder, siempre de esa totalidad de saber que se produce y anda por ahí, mas o menos libremente arrojado, los poderes centrales o unos, serán decididamente un factor de recorte o censura.
El poder en su ejercicio y funciones, delimita un conocimiento a distribuir, funcional a sus pretensiones o vocación. Es lo sustancialmente anterior a la verdad de la milanesa. Donde la milanesa se cocina desde una mirada receta.
Porque la posibilidad de varias recetas para hacer milanesas, no puede salir a luz. A la manera de una patología heraclítea: las múltiples posibilidades aman ocultarse.

4 comentarios:

  1. Derivada Primera.
    Esto de comentar comentarios… es un impulso que mueve a la acción producida por otro sujeto, es una reacción que comienza por los sentidos y se “eleva” hasta una sensación de prolijidad aceptable.
    Coincido en varias de tus opiniones válidas (por libres y sin pretensiones de consenso). El hacer representa (creo) una motivación o voluntad. Pero estamos recayendo en nociones presuntamente psicológicas.

    El lenguaje es la primera institución que nos funda como elementos en relación, por otra parte es la definición mas apresurada pero no despreciable, acerca “del hombre y su hacer en”.
    Al respecto de las verdades: se construyen, y cada campo (espacio con estructura normativa y por definición: comunitario) va a determinar el grado de exactitud quirúrgica de su propio discurso y en la medida de que es analogía pura, podremos utilizar una variedad (casi) irrestricta de términos, con la sola premisa de definir el diccionario utilizable (esto es: definido por el sector del campo dominante o allegado al centro de tal).
    Entonces fe, dogma, academia, discurso, hacer, cosa, sujeto, agente, concepto o idea podrán ser utilizables a sabiendas, de que son válidas en este contexto y en ese sentido. Pues no hay una determinación anterior, sino un vector que orienta el reflector de tal o cual actividad o empresa. Esto es distinto a una predeterminación, aunque en lo cotidiano lo llamemos así.

    Hay entes y momentos, en este esquema (quizá por medio del ser o el mas refinado logos o simplemente el azar) se entrelazan y articulan para dar un sentido al acontecer, entonces este sentido será pasible de opiniones que dentro de aquel esquema comunitario y normativo irán construyendo la verdad.

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  2. A ver... Yo entiendo que uno a veces se entusiasma, y le entran ganas de hablar de todo, de ofrecer una respuesta para cada pregunta, etc.
    Me parece un impulso admirable, y probablemente muy positivo. Pero ni todo el entusiasmo del mundo sería capaz de borrar la diferencia entre una respuesta *entusiasta* y una respuesta *correcta*. Alguien podría objetar que no hay manera de saber de antemano cuáles son las respuestas correctas. Y yo estoy de acuerdo. Pero quien plantee esa objeción estaría aceptando que *hay* una diferencia entre ambas, y que la distinción es, de alguna manera, relevante.
    A mí no me parece que el 'entusiasmo' (sea lo que sea) constituya un buen criterio para evaluar las diferentes respuestas. Y no me parece mal que haya quien insista (con entusiasmo, o sin él) en exigir algún criterio más convincente.
    Los 'espíritus sensibles' no tardarán en colgarle al pobre tipo la etiqueta de 'censor', 'conservador' o 'dogmático'. Pero, curiosamente, el tipo se negará a ofenderse, a retirarles el saludo, o a mentarles la madre. Fiel a su estilo, se limitará a pedirles una explicación. No es raro que este tipo de 'dogmáticos' y 'conservadores' terminen en la hoguera. No es raro, digo, y probablemente tampoco sea ningún mérito. Pero es un lindo ejemplo de los efectos del entusiasmo.
    Un abrazo grande.

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  4. Pasando a otro tema...
    Hannibal Lecter, por ejemplo, no deja de ser un entusiasta estético. Lo admirable de sus actos no son, evidentemente,sus fines. Pero tampoco es exactamente su *pasión* o su *compromiso*:lo verdaderamente admirable es su *precisión* y su cruel, implacable eficacia. (Siglos de romanticismo mal entendido nos han convencido erróneamente de que el primer tipo de cosas es incompatible con el segundo).
    El de Saw, por otro lado, es un boludo neurótico,un onanista ridículo e impúdico que no calienta a nadie, un moralista aburrido que no entusiasma ni a sus propias víctimas. Para serte sincero, no me entusiasma la comparación. Sin embargo, me parece justo aceptar que quizás no sea del todo incorrecta...

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