(Fragmento atribuido a Seudo Dionysius Areopagita)
"Todavía más arriba, en la ascensión, decimos de ella, la causa universal, que no es alma ni espíritu; no se le atribuye ni imaginación, ni opinión, ni razón o pensamiento, ni se puede equiparar con la razón y el pensamiento, ni puede ser dicha ni pensada. No es número, ni orden; ni magnitud, ni pequeñez; ni igualdad, ni desigualdad, ni semejanza ni desemejanza. No tiene un lugar fijo, ni se mueve; no reposa. No se le puede atribuir potencia, ni es idéntica con la potencia, ni con la luz. Ni está viva, ni es idéntica con la vida, ni con la luz. No es Ser, ni eternidad, ni tiempo, ni puede ser comprendida ni conocida por el pensamiento; ni puede ser equiparada con la verdad, ni con el poder, ni con la sabiduría. No es ni uno, ni unidad, ni divinidad, ni bondad; tampoco es espíritu en el sentido en que entendemos esta expresión, ni puede ser equiparada con el hecho de ser hijo ni con el de ser padre, ni con ninguna otra cosa, ni con ningún otro ser del que podamos poseer conocimiento. No pertenece ni al ámbito de lo que no existe, ni al de lo que existe. Se sustrae a cualquier determinación, denominación y conocimiento. No puede ser equiparada ni a las tinieblas ni a la luz, ni al error ni a la verdad. No se le puede atribuir ni dejar de atribuir nada."
Eso es una linda descripción del cotidiano vértigo del absurdo. Excelente literatura, me animaría a decir, pero con extrañas consecuencias para el razonamiento (incluido el "razonamiento teológico", si es que hay tal cosa). Una de esas vertiginosas consecuencias es que esa noción de Dios no difiere demasiado de la postura del ateo radical (si es que hay tal cosa): un Dios que no está en ningún lado. Agustín (en algunos pasajes) le una vuelta más extraña todavía, y se imaginan un mismo Dios a la vez distribuido y unificado en el interior de cada consciencia. Lo que queda, no es menos vertiginoso ni absurdo, y está ilustrado bonitamente por don Borges. Lo invito a pasar por mi último post [http://distraccionespancho.blogspot.com/2011/08/me-llamaban-cain-derivativo.html], para que nos mareemos juntos. No faltará oportunidad de repetir la experiencia, pero bajo el (mucho más simpático) auspicio de Baco, ese dios menor y taimado, pero mucho más buena onda que el resto... Un abrazo!
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