El tipo se pensaba como una ilustración de su
interioridad, su pensamiento se ponía en acto en la estética y además se pretendía
mofar de otros (como quien piensa "cosas", durante un viaje en colectivo – husmeando conversaciones
y emergencias ajenas).
Se pensó una tarde, ingresando de manera
furiosa la facultad de filosofía, recinto ególatra y pseudo-racional
fundamentalista, con una remera con la imagen del Papa Benedicto XXIV.
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