domingo


Aceptaremos fácilmente que es cuestión de gran importancia saber si la moral no es una farsa.
La lucidez – apertura del espíritu sobre lo verdadero - ¿no consiste acaso en entrever la posibilidad permanente de la guerra? El estado de guerra suspende la moral, despoja a las instituciones y obligaciones eternas de su eternidad, y por lo tanto, anula, en lo provisorio, los imperativos incondicionales. Proyecta su sombra por anticipado sobre los actos de los hombres. La guerra no se sitúa solamente como la más grande prueba que vive la moral. La convierte en irrisoria”.

Emmanuel Levinas. Del Prefacio de Totalidad e Infinito. 1961. 

< Nota >

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